He salido del bar, dispuesto a coger trastos de un maletero. No te conocía en persona, ni tan siquiera por la web. Luego, de súbito, eso ha cambiado. Ahora ya tienes nombre y cara. Ya eres un cuerpo con movimiento, un rostro que tiene sonrisa, dos ojos, dos orejas y boca. Y con todo eso, lo haces bien. Aquí no hay
Ristos, nadie tiene que afinar hasta el extremo si en el trayecto hemos perdido lo anterior. Si desde un punto. Cuando hay cualidades, saltan. Suficiente, progresa adecuadamente.
Risto sal de mí.
Después, un buen rato después, he salido del bar, dispuesto a coger un taxi. Era en las ecuaciones donde se hacía: peras con peras, manzanas con manzanas. Reflexiones con cinturón para ti, amiga, que lees en el coliseo. La seguridad afinada es muy importante.